• 8 de junio de 2025 01:40

“Entre Ríos paga la luz más cara del país y nadie regula nada”, apuntó Sergio Benítez

El Secretario Gremial del Sindicato Argentino de Trabajadores de Salto Grande (SIATRASAG), Sergio Benítez destacó en una entrevista para Radio Zona, lo que considera un negro panorama sobre la situación energética en Entre Ríos y de la crisis de representación que atraviesan los sindicatos en todos sus niveles.

Desde la tarifa eléctrica —que se ubicó entre las más caras del país— hasta la falta de autonomía del ente regulador provincial, el dirigente criticó el desguace del Estado y la pérdida de legitimidad de quienes deberían representar a los trabajadores.

“Entre Ríos tiene hoy la tarifa más alta del país. Y si no es la más alta, está en el top tres”, disparó Benítez. De acuerdo a sus dichos, el esquema tarifario es completamente opaco y responde a una lógica de concentración y falta de controles. Detalló además que al precio de la energía que se genera —como en el caso de Salto Grande— se le suma el llamado Valor Agregado de Distribución (VAD), que es fijado por las distribuidoras y cooperativas eléctricas, y aprobado por el Ente Provincial Regulador de la Energía (EPRE), cuya independencia está cuestionada.

“ENERSA se quedó con lo importante, con lo que deja plata, los centros grandes, los centros urbanos”, explicó. En cambio, a las medianas y pequeñas cooperativas les quedaron zonas rurales donde mantener el servicio implica mayores costos. Según señaló Benítez, estas empresas elevan su propuesta tarifaria al EPRE, que en teoría debería evaluar los costos, convocar audiencias públicas y autorizar —o no— los aumentos. “¿Vos te acordás dónde fue la última asamblea pública del EPRE? No. Bueno, en El Pingo, en Bajada Grande, a las 3 de la mañana, un sábado”, argumentó irónicamente.

Según el dirigente de SIATRASAG, el ente regulador perdió su razón de ser cuando el Estado retomó el control de la energía a través de ENERSA: “Se creó para controlar a un privado. Pero el EPRE está intervenido desde 1997. Nunca más se lo desintervino. Entonces ahora tenés una empresa provincial y el ente regulador intervenido por la provincia. No hay regulación, no hay autonomía”, aseveró.

El resultado es una estructura de precios desproporcionada, con componentes distorsivos como impuestos municipales y provinciales, y un costo por “uso del espacio público” como sucede en Concordia que se cobra como porcentaje de la factura —8,6%— y hasta con IVA. “Ese cable aéreo es el mismo para el que consume 300 kilovatios que para el que consume mil. Entonces, eso debería ser un monto fijo, no un porcentaje. Además deberían sacar el alumbrado público de la factura, Pero si lo sacan de la factura, no se lo cobran más a nadie”, criticó duramente.

«No somos ovejas, pero es muy difícil si somos todos solos»

Benítez abordó además la crisis del sindicalismo y la pérdida de vínculos con las bases trabajadoras: «Hoy no hay conducción, no hay representaciones legitimadas, y eso abre un escenario peligroso. Las bases no acompañan porque se cansaron de todo, de la política en general, del sindicalismo en general, apuntó. Y agregó: «Se hizo e hicimos un buen trabajo en ensuciar las instituciones que deben cumplir el rol de defender a los trabajadores».

“Estamos bailando en la cubierta del Titanic, ojalá que no, pero estamos ahí, rezando en el FMI todos los días”. El gremialista se se preguntó qué ocurriría si el malestar social desbordara: “Si la gente dice ‘basta’, ¿quién va a conducir? Porque una cosa es tener un desorden organizado, y otra cosa es tener anomia, que explote todo y nadie escuche a nadie”, alertó.

Ejemplificó esa desconexión, mencionando el caso de Yacyretá, donde —según aseguró— despidieron a 120 personas y no se actualizan salarios desde noviembre, sin que haya reacciones. “¿Por qué? Porque lo votaron a este presidente. Y entonces el sindicalismo se queda callado. Pero no puede callarse, porque se están perdiendo laburos, el Estado se achicó, tenemos 200.000 desocupados nuevos”, disparó.

Benítez admitio que el movimiento sindical también está atrapado en sus propias internas y falto de referentes reales: “No tenés un jefe hoy, no tenés un conductor. En general están salvando el kiosquito, y todos nos estamos ahogando por todos lados. No somos ovejas, pero es muy difícil si somos todo, concluyó.

0Shares
0Shares